No me gusta la mala educación (creo que no es la primera vez que lo digo). Si a esa mala educación se une la pérdida de papeles mientras que nos piden los papeles mucho peor. Estoy convencido de que es mucho mejor decir las cosas de manera sencilla, sin situarse por encima de los demás y guardar la prepotencia para los momentos en los que se necesite de verdad.
No me gusta la discriminación, la diferencia y si esa discriminación inmoral se ejerce ante el privilegio de unos cuantos (que además son también mis vecinos) mucho peor.
No me gusta que se saque pecho dónde no se da la cara , y que dónde hay que dar la cara se baje la voz hasta el susurro, no me gusta...
Y lo que menos me gusta es que todo esto sea a consecuencia de ejercer nuestra libertad de expresión, de "lavar la ropa" en público, de que al fin, todo el mundo se entere de que Piedralaves ya no es aquel mítico pueblo dónde los hippies, la cultura y la libertad lo hicieron diferente de los demás; sino un pueblo que ha dado un tremendo giro a la derecha tras las últimas elecciones, dónde determinados movimientos sociales se persiguen para ver si así se ahuyentan.
No quiero ser muy negativo, pero tampoco me gusta el libro de fiestas: un aburrido y carísimo folleto sin contenido pero con 50 hojas a todo color, en papel de calidad y que además, este año, (para acabar con la crisis de la imprenta supongo) viene acompañado de un díptico resumen de fiestas ¿para llevar en el bolsillo?. Si se puede resumir el contenido de 50 páginas en dos ¿son realmente necesarias esas 50?
No es que me parezca feo, o las fotos inadecuadas o los saludas políticos sin sustancia, ni que me haya dado cuenta que se repite 5 veces la misma errata SAN ROQUE 20111, es que no comprendo a qué viene tanto exceso en un momento que debería ser de ahorro.
Pero no importa, si la alcaldesa puede subirse el sueldo ¿por qué no vamos a hacer un montón de publicidad inservible? Total ya pagarán los de siempre....
Pero hay algo que sí me gusta, y me anima: las últimas cartas al director del Periódico del Tiétar que ponen en evidencia la disconformidad de unos cuantos que ya no pueden seguir callando, me siento orgulloso de esos vecinos que prefieren la camiseta a la mantilla y lo dicen; de aquellos que se atreven a denunciar los abusos municipales ante España entera; de los que, aunque sean una fracción de la oposición (que no minoría) sigan publicando lo que consideran que está mal, provocando, estoy seguro alguna pataleta y me siento enormemente optimista porque voy a comprar el pan, o a tomarme mi té o a buscar el periódico y escucho cómo han cambiado los comentarios en la calle y han pasado de leves murmullos a habituales conversaciones, y eso, lo reconozco, me gusta.
Y lo que menos me gusta es que todo esto sea a consecuencia de ejercer nuestra libertad de expresión, de "lavar la ropa" en público, de que al fin, todo el mundo se entere de que Piedralaves ya no es aquel mítico pueblo dónde los hippies, la cultura y la libertad lo hicieron diferente de los demás; sino un pueblo que ha dado un tremendo giro a la derecha tras las últimas elecciones, dónde determinados movimientos sociales se persiguen para ver si así se ahuyentan.
No quiero ser muy negativo, pero tampoco me gusta el libro de fiestas: un aburrido y carísimo folleto sin contenido pero con 50 hojas a todo color, en papel de calidad y que además, este año, (para acabar con la crisis de la imprenta supongo) viene acompañado de un díptico resumen de fiestas ¿para llevar en el bolsillo?. Si se puede resumir el contenido de 50 páginas en dos ¿son realmente necesarias esas 50?
No es que me parezca feo, o las fotos inadecuadas o los saludas políticos sin sustancia, ni que me haya dado cuenta que se repite 5 veces la misma errata SAN ROQUE 20111, es que no comprendo a qué viene tanto exceso en un momento que debería ser de ahorro.
Pero no importa, si la alcaldesa puede subirse el sueldo ¿por qué no vamos a hacer un montón de publicidad inservible? Total ya pagarán los de siempre....
Pero hay algo que sí me gusta, y me anima: las últimas cartas al director del Periódico del Tiétar que ponen en evidencia la disconformidad de unos cuantos que ya no pueden seguir callando, me siento orgulloso de esos vecinos que prefieren la camiseta a la mantilla y lo dicen; de aquellos que se atreven a denunciar los abusos municipales ante España entera; de los que, aunque sean una fracción de la oposición (que no minoría) sigan publicando lo que consideran que está mal, provocando, estoy seguro alguna pataleta y me siento enormemente optimista porque voy a comprar el pan, o a tomarme mi té o a buscar el periódico y escucho cómo han cambiado los comentarios en la calle y han pasado de leves murmullos a habituales conversaciones, y eso, lo reconozco, me gusta.
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