Estos días estoy dándole vueltas al asunto del poder político ¿qué será? ¿por qué los que lo prueban no quieren salir de él?. Vivimos en Piedralaves tiempos complejos: Mariví, terminando su tercera legislatura se enfrentará, con toda seguridad, a una cuarta. Tiene los "cabos muy bien atados"; no hay más que mirar a su alrededor, todos sus amigos y votantes están muy contentos; comen y beben gracias a las arcas municipales: todos los trabajos que tienen que ver con lo "público" están ocupados por sus clientes; lo mismo pasa en algunas empresas privadas, que dependen del Ayuntamiento (agua, obras públicas, ...). Es una situación compleja, en la que se da una curiosa simbiosis entre poder y clientes: ambos se necesitan para sobrevivir, desgraciadamente, en muchos casos estos clientes no son más que nefastos parásitos (pero no importa, también votan). ¿Podremos, los demás sobrevivir a esta extralimitación? Es lamentable que no tengamos más opciones; la oposición, acomplejada y solitaria, está ajena a lo que pasa, incluso "alimenta a la bestia" con sus dudas, sus he votado una cosa pero digo la contraria, con sus propios conflictos, y un líder que no da la talla... Ya sé lo que pensaréis, ¡Qué vamos a hacer !, ¡Ya vendrán tiempos mejores!, ¡Más se perdió en la guerra! y lo peor ¡Dios proveerá!, pero esta resignación nos hace cómplices de nuestra situación y que la condena dure otros cuatro, ocho, doce o los años que sean. Revelémonos del poder establecido, digamos no a esta farsa llamada democracia, con la que nos han engañado: nosotros no elegimos nada, perpetuamos en la ineptitud a un montón de supuestos políticos que ejercen su privilegio de la misma manera que lo hacían los señores medievales, con su dedo y a capricho, dejando el juicio a un lado y culpando a los subversivos de todos sus males.
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